Un encuentro emotivo y estratégico que nos prepara para el futuro

Los equinoccios son el único momento en el que en ambos hemisferios hay prácticamente las mismas horas de día que de noche. Marcan un equilibrio efímero de la Tierra que da paso a las estaciones más cambiantes del año. Como si nos hubiéramos sincronizado con el ritmo del planeta sin darnos cuenta, las fechas que hemos fijado para los eventos más importantes de Reforestum casi coinciden con estos fenómenos: las jornadas de convivencia. 

Aunque todas nuestras jornadas de convivencia tienen lugar en un contexto específico, cada una de ellas precede a fases con especial relevancia para Reforestum. Se articulan como un momento de pausa y alineación, de reflexión e ideación, de proyección y retrospección. Las hacemos en persona, algo que nos ayuda a unirnos más y a transmitirnos la energía positiva necesaria para afrontar la siguiente etapa de nuestra startup.

Así, el cuarto episodio de las jornadas de convivencia de Reforestum se celebró la semana pasada, justo antes de comenzar el último trimestre del año. Por varios motivos prácticos, esta vez decidimos pasar de los entornos rurales rodeados de naturaleza que solemos elegir para estas reuniones al paisaje urbano desde el que trabaja la mayor parte de este equipo remoto: Barcelona.

El miércoles 28 de septiembre todo el equipo de Reforestum se levantó emocionado y muy temprano, antes del amanecer. Desde siete orígenes diferentes, conseguimos llegar a la hora acordada a la sala de reuniones del espacio de coworking Monday Diagonal, en pleno centro de la ciudad. El reencuentro de todos con todas se produjo rápidamente, con saludos tímidos, abrazos sinceros y un poco de nervios. El orden del día, definido cuidadosamente con antelación, nos apremiaba a dar comienzo a la sesión de bienvenida, esa en la que los fundadores nos recordaban por qué estábamos allí y para qué.

Siempre nos inspira empezar recordando la misión de Reforestum. Cada vez que la enunciamos sentimos orgullo de dedicar gran parte de nuestra energía y tiempo a un propósito con el que comulgamos y que pretende hacer de este planeta un lugar mejor para vivir. También nos tomamos unos minutos para saborear el significado de nuestros valores, que terminamos de pulir hace apenas un año durante nuestras jornadas de convivencia en El Falset, y nos dimos cuenta de que nos seguimos identificando con ellos y que siguen estando vigentes.

A continuación, se presentaron los objetivos que queríamos alcanzar durante esta cumbre. Refiriéndose a la inestabilidad en la que el mercado y el continente están inmersos, Diego Sanz Prieto, Director General y fundador de Reforestum, comenta al equipo: "A pesar de los numerosos cambios y de los momentos difíciles que estamos atravesando en Reforestum y en Europa, tenemos por delante la oportunidad de nuestras vidas. Si nos mantenemos unidos, damos lo mejor de nosotros mismos y hacemos las cosas bien triunfaremos".

Tras esta primera sesión, y después de comer en el patio y jugar un poco al ping pong, empezamos a entrar en materia y comenzamos una serie de sesiones que nos llevarían a consensuar el camino que Reforestum debe seguir en los próximos meses para atender las necesidades estratégicas de nuestros clientes en materia ambiental, social y de de gobernanza (ESG, por sus siglas en inglés), en un contexto global de incertidumbre económica.

Esta secuencia comenzó mirando al pasado y al presente, con un análisis de la situación actual de Reforestum desde el punto de vista financiero, comercial y de mercado, y una sesión retrospectiva sobre nuestro uso de los OKR (Objetivos y Resultados Clave, por sus siglas en inglés, - un marco organizativo que llevamos aplicando desde hace un año).

Las retrospectivas son una herramienta de la Metodología Agile muy útil que, partiendo de la identificación de las emociones que ha experimentado cada persona del equipo ante una situación concreta, nos permite mejorar de manera continua teniendo en cuenta el feedback de todo el equipo.

Desde ese punto de partida, durante el siguiente día y medio realizamos varias iteraciones de pensamiento divergente y convergente con las que profundizamos en temas relevantes hasta conseguir el resultado mínimo que nos habíamos propuesto: la definición de la estructura y el contenido de los objetivos para el cuarto y último trimestre del año.

Llegó entonces el momento de poner punto y final a las sesiones con un ejercicio que nos hiciera muy conscientes de nuestro talento. Primero calentamos motores repasando los 131 kudos (mensajes internos a través de los cuales nos felicitamos y reconocemos lo que hacemos bien) que habíamos intercambiado durante el último semestre. Esto, además de reforzar esta práctica como parte esencial de nuestra cultura, fue una forma divertida de ayudarnos a identificar más de 30 habilidades que ya han dado lugar a diferentes logros. 

Después de ponernos en "modo reconocimiento", hicimos una ronda en la que cada persona del equipo reconoció públicamente al menos dos de sus propias contribuciones a Reforestum y dos de las personas sentadas a su lado de las que se sentía especialmente orgullosa.

El resultado superó con creces las expectativas de una sesión de motivación Se creó una atmósfera íntima de confianza, admiración y gratitud que nos elevó a un estado de plenitud que nos dejó llenos de energía y con muchos mensajes sobre los que reflexionar. Es increíble lo que se puede conseguir con una cultura de confianza y colaboración auténticas, en la que siempre hay un espacio seguro para comunicar abiertamente las emociones. 

Ha sido el evento más corto que hemos tenido hasta ahora y, aun así, también tuvimos tiempo para disfrutar de voleibol en la playa de Bogatell, una barbacoa en casa del miembro más nuevo del equipo y una deliciosa cena con dos amigos muy especiales de Reforestum. 

Me atrevería a decir que también ha sido el evento más emotivo y enriquecedor hasta la fecha. Supongo que, inevitablemente, estas jornadas reflejaron el momento de inflexión en el que nos encontramos. Gracias a ellas nos hemos demostrado que estamos preparados y dispuestos a afrontar lo que nos depare el futuro. Nos sentimos unidos, inspirados y con mucho talento, que es, al fin y al cabo, lo que nos hará capaces de lograr cualquier cosa que nos propongamos y de aprovechar, como diría nuestro Director General, la oportunidad de nuestras vidas.