Quintas jornadas de equipo de Reforestum: Lo más destacado de una exitosa alineación con una nueva visión
Me di cuenta de que las quintas Jornadas de Convivencia de Reforestum eran una realidad cuando estaba en el coche con parte del equipo conduciendo hacia Frómista (Palencia, España). Concretamente, durante una conversación sobre un tema aleatorio que elegimos inconscientemente durante el viaje (quizá fue sobre ChatGPT, jiu-jitsu o sobre la etimología de la palabra Palencia) mi cerebro hizo una conexión que me hizo sentir que el evento había empezado y que el momento que estábamos viviendo en ese coche era muy especial.
Por un lado, habíamos empezado a pasar tiempo en persona con la gente con la que normalmente trabajamos en remoto. A pesar de que se supone que estamos acostumbrados a tener una vida digital y a cambiarnos al mundo analógico sin dificultad, aún me sorprende el efecto de calidez que tiene añadir una tercera dimensión a lo que normalmente vemos en pantalla. Lo que me pareció aún más bello, sin embargo, fue percibir tal nivel de confianza y naturalidad en nuestras conversaciones, algo que suele suceder cuando se juntan personas que se llevan bien y que han compartido momentos únicos.
Con estos pensamientos sobrevolando mi mente, Alex, Pablo y yo llegamos a nuestro destino: el Eco-Hotel Doña Mayor, donde Elena, la gerente del hotel, nos esperaba sonriente y expectante. Unos minutos después aparecieron Diego, Alban, Javi y Pablo y todo el equipo nos fuimos saludando y abrazando con alegría. Como no teníamos demasiado tiempo y los temas relevantes a tratar eran numerosos, intentamos comer rápidamente y entrar a la sala cuanto antes para conectarnos con Ulises online. Habiendo dado el salto a nuestra nueva visión recientemente, marcado por el lanzamiento del VCM Navigator y la incorporación de todos los proyectos en nuestra plataforma, el principal objetivo del evento estaba claro: debíamos alinearnos estratégicamente en lo que por ahora llamamos Reforestum 2.0.
La mejor manera de entrar en materia fue ver a Alban ensayar su discurso para inversores, tras lo que, además de algunas preguntas simulando un rol de inversionista, no nos quedaba más remedio que admirarle por su talento entusiasta y convincente. A continuación, tuvimos la sesión para ponernos al día sobre el perfil de nuestros clientes y sus principales problemas. De repente, estábamos en una meditación dirigida por Diego que nos llevó a proyectarnos en el futuro que cada cual quería para sí y a forjarlo en una imagen que nos invitó a recrear cada vez que nos apeteciese.
Justo después, dimos rienda suelta a la conversación en el jardín. Para entonces, ya había quienes se habían quitado los zapatos, muestra inequívoca de lo a gusto que nos sentíamos. Conforme nuestras palabras y risas se zambullían en el agua de la Alberca, mi mente se dispersó para reflexionar en por qué la energía de estas personas se entrelazaba de una manera tan bonita. Y entonces caí en la cuenta de la importancia del lugar. Habíamos decidido volver donde habíamos celebrado nuestro primer encuentro, un hotel con mucho encanto que ya conocíamos y que nos gustaba, donde estábamos como en casa. Sin darnos cuenta, este lugar nos estaba dando una confianza, seguridad y belleza que reforzaba un espacio de intimidad para la conversación abierta.
Así, como si nada, el día acabó y el jueves amaneció con un programa lleno de contenido clave: revisión de la competencia, análisis de nuestra propuesta única de valor, estrategia de negocio y producto, product roadmapping y definición de objetivos para el trimestre. A pesar de que cada uno de los temas habría merecido un día entero, conseguimos concentrarlos en un día, que la mayoría pudo soportar gracias a una menestra exquisita.
Tras esta jornada intensa, nos fuimos en bici por el Canal de Castilla. Se trata de una obra hidráulica muy importante llevada a cabo en España hace más de 200 años y que está flanqueada por bosques de ribera, charcas y humedales que conforman un ecosistema espléndido de gran valor ecológico. Durante el pedaleo, se formaron espontáneamente pequeños grupos que fueron variando a lo largo de la ruta hasta que se puso el sol, lo que hizo que nuestras conversaciones fueran cada vez más profundas.
El viernes nos levantamos con mucha emoción: ¡era el Día de la Tierra e íbamos a visitar nuestros bosques! Antes de eso, terminamos un par de sesiones, incluida una primera revisión conjunta de la validez de la misión de Reforestum teniendo en cuenta nuestra nueva dirección. Una vez que Juan Carlos, el ingeniero que gestiona el desarrollo de los proyectos de Reforestum, se unió al grupo, nos dirigimos hacia el norte, al bosque de Quintanilla de las Torres, donde nos reunimos con Agustín, el presidente de la junta vecinal. Nos alegró ver que los plantones gozaban de buena salud a pesar de las altas temperaturas y la escasez de lluvias del último año. Después visitamos Génesis, el bosque que dio origen a Reforestum.
Ante la imperiosa necesidad de actuar con eficacia para evitar las peores consecuencias del cambio climático, estoy segura de que habríamos preferido encontrar árboles exuberantes en este lugar. Sin embargo, estar en contacto directo con estos pequeños árboles tiene el extraordinario poder de suscitar deliberaciones muy interesantes y de recordarnos que la naturaleza tiene su propio ritmo, mucho más lento y preciso que la velocidad de los esfuerzos humanos.
Después de la visita a los bosques, nos reunimos para una cena de clausura en la Hostería de los Palmeros. Una vez más, en un gran lugar y con grandes personas se abrió un espacio seguro que nos permitió discernir lo mucho que valoramos estar juntos y la relación que hemos construido. Para terminar, Diego nos contó un proverbio chino, que nos animaba a esperar al futuro para juzgar como bueno o malo lo que ocurre hoy, ya que sólo entonces tendremos toda la información necesaria. Nos pareció un aprendizaje acertado para ayudarnos a relativizar los numerosos retos que estamos afrontando y el incierto y prometedor futuro que nos espera.
Puede que este encuentro, celebrado a mediados de abril de 2023, no haya tenido mucho de rompedor en cuanto a ubicación, actividades y sesiones. Quizá por eso no pasará a la historia de Reforestum como el más memorable. Ni se pretendía que lo fuera. Lo que necesitábamos y queríamos era cumplir el objetivo general de alineación y un poco de serenidad y tiempo juntos para anclarnos en quiénes somos y hacia dónde vamos.
O puede que, a la luz de los acontecimientos que están por llegar, se convierta en el más inolvidable de todos. Aún no lo sabemos. Dejemos que el futuro nos lo diga.